Más reflexión y sosiego
Avui publico l'article que a continuació us transcric en el diari ABC
MAS REFLEXION Y SOSIEGO
Reza el dicho popular que después de la tormenta viene la calma, como demuestra una vez más la evolución de las reacciones sobre la propuesta de nuevo modelo de financiación presentada por el Gobierno de la Generalitat. Después de la tempestad político-mediática inicial, parece que las aguas vuelven a su cauce. Como muchas veces ocurre en política, determinadas propuestas son automáticamente criticadas cuando no rechazadas, simplemente por su procedencia, sin reflexión o tan siquiera sin conocimiento detallado de las mismas.
Pocas semanas tras la presentación de la propuesta, todo indica que el modelo de financiación federal y solidario defendido por el Gobierno catalán ve disminuir el volumen de sus detractores, e incluso recibe importantes apoyos a alguno de los puntos que aparecían como controvertidos.
Hemos de ser conscientes de que algunos jamás entenderán algunas reivindicaciones ni por su procedencia ni por su trasfondo federal. Tampoco nos debería confundir la actitud de Artur Mas, también contrario a la propuesta del Gobierno, según él insuficiente y timorata. La razón no es ésa, todos lo sabemos, lo cierto es que no quiere permitir que haya nuevo Estatuto y nuevo modelo de financiación, convencido por sus asesores de que el hecho de aprobarlos en la presente legislatura le alejaría aún más de la Presidencia de la Generalitat. Ello explica que para Mas sólo sean aceptables las propuestas que sean inasumibles para el resto. Aunque CiU quiera presentar su propuesta como legítima ambición soberanista, su objetivo no es otro que el de hacer imposible la aprobación del nuevo estatuto de Cataluña en la presente legislatura.
Pero tal como deseábamos, los días transcurridos desde el público conocimiento de la propuesta del Gobierno catalán han traído sosiego y algunas buenas noticias. El pasado lunes conocíamos por la prensa alguna de las principales propuestas del gobierno de España para la reforma de la financiación autonómica, y muchas de ellas eran compatibles con la propuesta catalana. También hemos sabido por boca del propio vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía de la disposición del Gobierno para la creación de agencias tributarias autonómicas consorciadas con la estatal. Como la que se recoge en el reciente acuerdo entre el presidente de la Comunidad Valenciana y el Partido Socialista del País Valenciano para la reforma de su Estatuto de Autonomía. Curiosamente ese acuerdo ha tenido una acogida favorable por parte de algunos críticos furibundos de la propuesta catalana como Javier Arenas, dirigente del PP andaluz.
En definitiva parece que, para disgusto de algunos, el modelo presentado por el Gobierno catalán, no sólo no es un despropósito, sino que es una propuesta sensata para encauzar las aspiraciones de mayor autogobierno y mejor financiación de los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya. ¿Sería mucho pedir mayores dosis de reflexión y sosiego antes de descalificar toda propuesta surgida de Cataluña?
MAS REFLEXION Y SOSIEGO
Reza el dicho popular que después de la tormenta viene la calma, como demuestra una vez más la evolución de las reacciones sobre la propuesta de nuevo modelo de financiación presentada por el Gobierno de la Generalitat. Después de la tempestad político-mediática inicial, parece que las aguas vuelven a su cauce. Como muchas veces ocurre en política, determinadas propuestas son automáticamente criticadas cuando no rechazadas, simplemente por su procedencia, sin reflexión o tan siquiera sin conocimiento detallado de las mismas.
Pocas semanas tras la presentación de la propuesta, todo indica que el modelo de financiación federal y solidario defendido por el Gobierno catalán ve disminuir el volumen de sus detractores, e incluso recibe importantes apoyos a alguno de los puntos que aparecían como controvertidos.
Hemos de ser conscientes de que algunos jamás entenderán algunas reivindicaciones ni por su procedencia ni por su trasfondo federal. Tampoco nos debería confundir la actitud de Artur Mas, también contrario a la propuesta del Gobierno, según él insuficiente y timorata. La razón no es ésa, todos lo sabemos, lo cierto es que no quiere permitir que haya nuevo Estatuto y nuevo modelo de financiación, convencido por sus asesores de que el hecho de aprobarlos en la presente legislatura le alejaría aún más de la Presidencia de la Generalitat. Ello explica que para Mas sólo sean aceptables las propuestas que sean inasumibles para el resto. Aunque CiU quiera presentar su propuesta como legítima ambición soberanista, su objetivo no es otro que el de hacer imposible la aprobación del nuevo estatuto de Cataluña en la presente legislatura.
Pero tal como deseábamos, los días transcurridos desde el público conocimiento de la propuesta del Gobierno catalán han traído sosiego y algunas buenas noticias. El pasado lunes conocíamos por la prensa alguna de las principales propuestas del gobierno de España para la reforma de la financiación autonómica, y muchas de ellas eran compatibles con la propuesta catalana. También hemos sabido por boca del propio vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía de la disposición del Gobierno para la creación de agencias tributarias autonómicas consorciadas con la estatal. Como la que se recoge en el reciente acuerdo entre el presidente de la Comunidad Valenciana y el Partido Socialista del País Valenciano para la reforma de su Estatuto de Autonomía. Curiosamente ese acuerdo ha tenido una acogida favorable por parte de algunos críticos furibundos de la propuesta catalana como Javier Arenas, dirigente del PP andaluz.
En definitiva parece que, para disgusto de algunos, el modelo presentado por el Gobierno catalán, no sólo no es un despropósito, sino que es una propuesta sensata para encauzar las aspiraciones de mayor autogobierno y mejor financiación de los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya. ¿Sería mucho pedir mayores dosis de reflexión y sosiego antes de descalificar toda propuesta surgida de Cataluña?
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