La vergonyosa maniobra del PP
Avui el diari ABC en la seva edició catalana em publica l'article que transcric a continuació:
La vergonzosa maniobra del PP
No es la primera vez que el PP está dispuesto a romperlo todo para llegar al poder como sea. En este sentido, el Partido Popular está empleando la misma táctica que en los años 1993-1996. Basta con leer las declaraciones de Luis Maria Anson realizadas a la revista «Tiempo» en febrero de 1998 y cambiar «González» por «Zapatero» para entender lo que está pasando. Decía Anson: «González era un hombre con una potencia política de tal calibre que era necesario llegar hasta el límite», «Desde una labor crítica normal no se conseguía desalojar a González del poder» o «Había que terminar con González, ésa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo, que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado».
El hecho sin precedentes de la recusación de un magistrado del Tribunal Constitucional, y las especiales circunstancias que lo han rodeado, no es sino un paso más en la temible escalada del PP. Lo admitió subrepticiamente la diputada del PP catalán en el Parlament Montserrat Nebrera cuando admitió que su partido había encontrado «la grieta jurídica» que necesitaban -en referencia a la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps- para conseguir su «objetivo político». Es obvio que la recusación de un magistrado no es un objetivo político, el objetivo no es otro que romper el equilibrio del Tribunal y presionarlo para actuar a favor de los intereses de los recusadores que son, al mismo tiempo, quienes recurren contra el Estatuto catalán.
Estamos ante un hecho aún más grave que aquella grotesca recogida de firmas contra el Estatuto pidiendo la convocatoria de un referéndum ilegal. Firmas, por cierto, entre las que figuraba de forma destacada la del golpista Antonio Tejero. Se trataba entonces y se trata ahora de manipular las instituciones para obtener haciendo trampas lo que no se ha ganado en las urnas o en las cámaras parlamentarias.
Ante estos hechos se ha alzado la voz del Presidente de la Generalitat denunciando el intento de manipulación del Tribunal Constitucional, mientras Artur Mas y CiU siguen tocando campanas diciendo que el problema es que el Gobierno de la Generalitat no está defendiendo el Estatuto y que el Gobierno de España está poseído por un frenesí llamado «invasión competencial». Quizá CiU intenta dejar una puerta abierta a futuros acuerdos con el PP pero en todo caso queda claro que le mueve más el interés partidista por erosionar al Gobierno de la Generalitat que cualquier otra cosa.
Lo cierto es que a los defensores del Estatut y del autogobierno de Cataluña nos preocupa la actitud de un PP que vota a favor de del Estatuto andaluz mientras recurre idénticos preceptos recogidos en el Estatuto catalán. Nos preocupa su voluntad de alterar mayorías para obtener los resultados que persigue. Nos preocupa, en definitiva, la actitud de unos demócratas que sólo parecen aceptar los resultados cuando les son favorables.
La vergonzosa maniobra del PP
No es la primera vez que el PP está dispuesto a romperlo todo para llegar al poder como sea. En este sentido, el Partido Popular está empleando la misma táctica que en los años 1993-1996. Basta con leer las declaraciones de Luis Maria Anson realizadas a la revista «Tiempo» en febrero de 1998 y cambiar «González» por «Zapatero» para entender lo que está pasando. Decía Anson: «González era un hombre con una potencia política de tal calibre que era necesario llegar hasta el límite», «Desde una labor crítica normal no se conseguía desalojar a González del poder» o «Había que terminar con González, ésa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo, que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado».
El hecho sin precedentes de la recusación de un magistrado del Tribunal Constitucional, y las especiales circunstancias que lo han rodeado, no es sino un paso más en la temible escalada del PP. Lo admitió subrepticiamente la diputada del PP catalán en el Parlament Montserrat Nebrera cuando admitió que su partido había encontrado «la grieta jurídica» que necesitaban -en referencia a la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps- para conseguir su «objetivo político». Es obvio que la recusación de un magistrado no es un objetivo político, el objetivo no es otro que romper el equilibrio del Tribunal y presionarlo para actuar a favor de los intereses de los recusadores que son, al mismo tiempo, quienes recurren contra el Estatuto catalán.
Estamos ante un hecho aún más grave que aquella grotesca recogida de firmas contra el Estatuto pidiendo la convocatoria de un referéndum ilegal. Firmas, por cierto, entre las que figuraba de forma destacada la del golpista Antonio Tejero. Se trataba entonces y se trata ahora de manipular las instituciones para obtener haciendo trampas lo que no se ha ganado en las urnas o en las cámaras parlamentarias.
Ante estos hechos se ha alzado la voz del Presidente de la Generalitat denunciando el intento de manipulación del Tribunal Constitucional, mientras Artur Mas y CiU siguen tocando campanas diciendo que el problema es que el Gobierno de la Generalitat no está defendiendo el Estatuto y que el Gobierno de España está poseído por un frenesí llamado «invasión competencial». Quizá CiU intenta dejar una puerta abierta a futuros acuerdos con el PP pero en todo caso queda claro que le mueve más el interés partidista por erosionar al Gobierno de la Generalitat que cualquier otra cosa.
Lo cierto es que a los defensores del Estatut y del autogobierno de Cataluña nos preocupa la actitud de un PP que vota a favor de del Estatuto andaluz mientras recurre idénticos preceptos recogidos en el Estatuto catalán. Nos preocupa su voluntad de alterar mayorías para obtener los resultados que persigue. Nos preocupa, en definitiva, la actitud de unos demócratas que sólo parecen aceptar los resultados cuando les son favorables.
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