11-M, DOS AÑOS DESPUÉS
Artículo publicado en
ABC,
el
16 de
marzo
de 2006
Dos
años después del 11-M el impacto del terrible atentado sigue
presente en nuestras mentes y nuestros corazones. El
sentimiento de dolor, de consternación y de pérdida que nos
embargó en aquella jornada sigue requiriendo hoy de
respetuoso luto y solidaridad con las víctimas, sus familias
y sus amigos. Nunca nos habíamos sentido todos tan unidos al
pueblo de Madrid cruelmente sumido en una tragedia que puso
a prueba su entereza, su capacidad de reacción y su vocación
solidaria. Y se ponía de relieve una vez más la sinrazón del
terrorismo sean quienes sean sus autores y las causas que
les muevan.
Desgraciadamente, la actitud del PP impide que el
sentimiento de duelo sea el único presente dos años después.
Su rencor y su incapacidad de aceptar la realidad les lleva
a intentar seguir manipulando hechos y conciencias. ¡Aún hoy
quieren que creamos que fue ETA! Como si el hecho de que
hubiese sido uno u otro grupo terrorista el autor fuese a
cambiar en algo la suerte de las víctimas... Siguen sin
darse cuenta de que perdieron las elecciones porque los
ciudadanos no confiaron en ellos y porque, en aquellas
jornadas decisivas, los ciudadanos les vieron capaces de
todo con tal de mantenerse en el gobierno: les vieron
mentir.
Dos
años después la dirección del PP sigue con varias líneas de
investigación abiertas. Poco les importa que la instrucción
judicial no aporte ningún elemento que les permita seguir
defendiendo una tesis indefendible. Nos hallamos frente a
una patología de difícil tratamiento. Porque todos sabemos
quiénes fueron: siete de ellos se suicidaron en Leganés,
cinco más están identificados, tres de ellos en prisión y
dos huidos. Y ninguno es de ETA.
El PP
quiso mantenerse en el poder mintiendo y ahora pretende
volver al gobierno de la misma manera. Y, no creo
equivocarme, les pronostico el mismo éxito. Aunque a nadie
extraña ya a estas alturas que Aznar y Acebes sigan en su
fabulación, no pocos se habrán escandalizado al comprobar
cómo Rajoy intenta hacer méritos ante el verdadero Jefe
Nacional del PP (que no es otro que Aznar) llegando a
prestar credibilidad a exóticas especulaciones que no buscan
otra cosa que sembrar la duda entre los ciudadanos y
erosionar el crédito de las instituciones del Estado.
En su
actual estado de enajenación política, el PP ve a ETA detrás
de todo. Incluso detrás de la propuesta de nuevo Estatuto de
Autonomía de Cataluña. Acebes ya declaró que el proyecto
estaba siendo tutelado por ETA. Afortunadamente, Federico
Trillo y Soraya Sáenz de Santamaría le habrán podido
explicar a su Secretario General que no había encapuchados
en la ponencia, y en estos días las cámaras de televisión
han podido acreditar también la ausencia de terroristas
infiltrados entre los miembros de la Comisión
Constitucional.
¿Será
mucho pedir que el PP exorcice sus demonios y vuelva a la
política? ¿No tienen los españoles derecho a un partido de
centroderecha que no esté secuestrado por la derecha
extrema?
Espero que así sea más pronto que tarde. Mientras tanto no
debemos extrañarnos de que el PP no abandone sus tesis
fundamentalistas y apocalípticas sobre el proyecto de nuevo
Estatuto. Unas tesis que le condenan a una soledad extrema,
cómoda y confortable, quizás, pero totalmente estéril.
Orgullosamente solos dicen una y otra vez “No, no y no”.
“Estamos frente a una reforma encubierta de la Constitución,
que crea una nación soberana, que rompe el poder judicial,
la caja única de la seguridad social, implica un cambio de
régimen y la destrucción de España”. Cuando les oímos, nos
recuerdan a aquellos seres que pueblan los manicomios
creyendo que son Napoleón. ¿O es que quizá piensan que los
demás somos imbéciles?
Sea
como sea han pasado ya dos años y la obsesión debería
trocarse en recuerdo, para que el PP pueda volver a la
política y cumplir con el dignísimo papel que las
democracias avanzadas tienen reservado al primer partido de
la oposición.
Miquel Iceta Llorens
Viceprimer secretario y portavoz del PSC
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