SOSTIENE MONTILLA
Artículo publicado en
El País,
el
26 de
enero
de 2005
Nueve líneas de un discurso de 13 páginas
pronunciado por José Montilla en el acto de inauguración de
la 19ª Escuela de Invierno del PSC han hecho correr ríos de
tinta. Se dice que Montilla habría atacado de forma
injustificada a los partidos catalanes contrarios a la
Constitución europea. Estos partidos son, para más inri,
socios del PSC en el Gobierno catalán y apoyos necesarios
para el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.
¡Anatema! Montilla habría insultado, descalificado,
criticado. Él, habitualmente tan sensato, se habría dejado
arrastrar por las bajas pasiones que empobrecen el debate
político. Montilla debería pedir disculpas, dicen.
En esta polémica corremos el mismo riesgo que
aquel que cuando el dedo señala la luna, sólo se fija en el
dedo. Veamos primero la declaración literal de Montilla: "Es
cierto que desde la ambición europeísta algunos llegan a
decantarse por el no. Pero no podemos ignorar quienes son la
mayoría de partidos que ya han votado no en el Parlamento
europeo: estoy hablando de personajes como Jean Marie Le Pen
y su hija Marine; Alessandra Mussolini, del neofascismo
italiano; los antieuropeístas del Reino Unido; el partido
unionista norirlandés; el austriaco Jörg Haider, y el
partido racista flamenco Vlaams Blok.
Ciertamente es una lista de malas compañías
para el europeísmo. Son las compañías que en esta campaña
por el no tendrán los partidos que también en nuestro país
se decantan por esta opción".
¿De dónde proviene el escándalo? Dicha
coincidencia existe. Como se da también en este caso la
coincidencia entre los socialistas y Berlusconi. El problema
no es coincidir en una posición ante un referéndum que, como
es obvio, sólo permite votar sí o no. El problema es que
desde los partidos catalanes que propugnan el no, se afirma
que con la victoria de su posición se abriría el camino a
una renegociación de la Constitución que nos llevaría a una
Europa más unida políticamente, más respetuosa con los
derechos de las naciones sin estado, más comprometida con la
justicia social y la sostenibilidad, más democrática, más
adecuada a las sensibilidades altermundialistas. Y ahí está
el quid de la cuestión. De ser cierto el argumento, muchos
votaríamos no.
El problema es que el argumento es falso. Una
victoria del no sería capitalizada por los que quieren
frenar la construcción europea. En este referéndum la
contradicción principal no se produce entre izquierdas y
derechas, sino entre "más Europa" y "menos Europa". En la
defensa del no se han concentrado la ultraderecha y los
partidos conservadores antieuropeos o euroescépticos: el
Frente Nacional de Le Pen, el partido liberal austriaco de
Haider, la Liga de Familias de Polonia (en la que se cobija
el Movimiento Nacional Católico de ese país), el Partido por
la Independencia del Reino Unido, el Partido Democrático
Cívico de la República Checa (la derecha antieuropea de
aquel país), los conservadores británicos, etcétera. Se
puede comprobar fácilmente en la votación producida en el
Parlamento europeo: de los 137 votos contrarios a la
Constitución, 42 proceden de partidos de izquierdas y
progresistas y 95 corresponden a posiciones de derecha
radical o del nacionalismo conservador antieuropeo de
diversos países. Del total de votos, dos tercios son
netamente euroescépticos.
¿Quién gana si gana el no? Ganan quienes
quieren frenar la construcción europea. El sí se traducirá
en "más Europa" mientras que el no se convertiría en "menos
Europa" con toda seguridad, porque estamos hablando de la
nueva Europa de 25 Estados miembros, con amplia mayoría de
gobiernos conservadores, con una Comisión Europea de mayoría
liberalconservadora y con un Parlamento europeo de similar
composición. El no es una imprudencia temeraria si se
defiende desde posiciones europeístas.
Esa y no otra es la cuestión. Las palabras de
Montilla no deben ser tomadas ni como insulto ni a la
ligera. Los socialistas no pensamos que Carod o Saura tengan
nada que ver con Le Pen y Mussolini. Les conocemos bien y
les respetamos tanto como para haber firmado con ellos un
ambicioso y valiente acuerdo de gobierno. Pero estamos
convencidos de que ni Carod ni Saura podrán hacer de la
victoria del no una victoria de Europa. Ese es el argumento
que los defensores del no deberían rebatir. Pero,
simplemente, no están en condiciones de hacerlo. Y muchos de
ellos lo saben. Y por eso dudan sobre su propio voto.
Miquel Iceta Llorens
Viceprimer secretario y portavoz del PSC
|