Cuenta atrás de Sala
Con la entrada en la cárcel, en la mañana de hoy, de Carlos
Navarro y Lluís Oliveró, los seis condenados por el caso
Filesa que deben cumplir penas de prisión estarán ya entre
los muros de un recinto penitenciario. Como era previsible,
el de Josep Maria Sala en el centro de Brians, anteayer, fue
el ingreso que más expectación despertó, dada su condición de
dirigente del PSC, diputado autonómico y senador hasta hace
pocos días. Se hizo realidad de esta forma la imagen
--ansiada por algunos, temida por otros-- de un político
socialista de primer orden traspasando el umbral de la
cárcel. Y hay que decir que Sala cumplió el duro trance con
una serenidad y una dignidad encomiables, emanadas sin duda
de su proclamada convicción de que es inocente de los delitos
por los que ha sido condenado.
En sus últimos instantes de libertad, Sala recordó que el
Tribunal Supremo quiere que empiece a cumplir la condena sin
esperar a ver si el Tribunal Constitucional admite a trámite
el recurso de amparo que ha presentado. Como es sabido, la
simple admisión de este recurso paralizaría la ejecución de
la sentencia, con lo que Sala debería ser puesto en libertad
y podría esperar en la calle la resolución definitiva del
asunto. Dado que esta imprudencia del Supremo, criticada
incluso por sectores judiciales conservadores, ya no tiene
enmienda posible, lo que cabe esperar ahora es que el
Constitucional dictamine cuanto antes si admite o no el
recurso. El plazo habitual de espera --tres o cuatro meses--
podría y debería ser reducido a unas semanas para limitar al
máximo en lo temporal la hipotética injusticia de haber
encarcelado a alguien que tenía derecho a no estarlo. Sala,
pues, ha empezado a cumplir condena, pero al mismo tiempo se
ha iniciado la cuenta atrás para la decisión que quizá le
devuelva, aunque sea provisionalmente, la libertad. Si es
así, tendrá nuevos motivos para sentirse injustamente tratado
por el Supremo.
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