Una treintena de dirigentes de todas las tendencias del PSC arropa al ex
senador en un adiós sin concentración de militantes ni pesos pesados del
partido
El desenlace del caso Filesa
"Si querían una foto, ya la tienen", afirma Sala al ingresar en prisión
RAMON SUÑÉ
BARCELONA. -- "Si querían una foto, ya la tienen. La foto de un inocente que
ingresa en prisión. Pero que no se engañen, esta foto no es una victoria de
los que la han buscado. Es el anuncio de su derrota." A las cinco menos
cuarto de la tarde de ayer, frente a la puerta de acceso al centro
penitenciario de Can Brians y ante una nube de informadores, Josep Maria
Sala se despidió de la libertad con unas palabras que el PSC desearía que
fueran premonitorias de un futuro más favorable a sus intereses y, sobre
todo, con la convicción de que el PP ha contribuido decisivamente a crear
las condiciones para condenar y encarcelar a un alto dirigente socialista.
Antes de entrar a la que será su residencia por un tiempo indefinido (por lo
menos hasta que el Constitucional decida si suspende cautelarmente la
sentencia del Supremo que le condenó a tres años), Sala leyó un breve
comunicado, primero en catalán, después en castellano. "Soy inocente.
Ingreso en prisión a causa de una sentencia injusta y que, en lo que a mí se
refiere, constituye un grave error judicial", fueron sus primeras palabras.
Sin perder la entereza, pero visiblemente más afectado que en días
anteriores, explicó que se le condenó por pruebas "inexistentes o erróneas"
y por un delito, el de asociación ilícita, que aseguró no haber cometido.
"Las únicas asociaciones ilícitas en las que participé fueron las de la
lucha antifranquista", precisó.
Josep Maria Sala añadió que "es verdad" que todos los partidos "se han
financiado de forma irregular en algún momento y que han recibido un trato
distinto al que recibe el Partido Socialista", y añadió que en su caso la
injusticia es aún mayor porque "se me condena por delitos que no he
cometido". Reiteró que no pide el indulto "porque no quiero perdón, sino
justicia", agradeció las muestras de apoyo recibidas y expresó su confianza
en que "mi estancia en prisión no sea larga". El ex senador había acudido por
la mañana al juzgado de instrucción número cuatro de Barcelona, donde le fue
notificada la orden de ingreso en prisión antes de las 14 horas del domingo.
Sala no quiso esperar tanto. Se personó por última vez en su despacho, se
despidió de Narcís Serra, recogió el equipaje en su casa de Castelldefels y
se dirigió a un restaurante de Sant Esteve Sesrovires, situado a apenas un
par de kilómetros de Can Brians, donde almorzó con una treintena de
dirigentes del PSC --representativos de todas las familias del partido-- y
de la UGT.
La dirección del PSC había dado instrucciones tajantes a todas las
federaciones y agrupaciones del partido para que abortaran cualquier
tentativa de manifestación de protesta de las bases socialistas ante las
puertas de Can Brians. Los militantes acataron las órdenes: ni uno solo se
acercó a las instalaciones del centro penitenciario. La despedida corrió a
cargo de los amigos con los que compartió el almuerzo.
En la selección de invitados --algunos de los cuales no pudieron contener
las lágrimas cuando Sala, entre aplausos, desapareció de su vista--
figuraban el secretario de organización, José Montilla, y otros miembros del
secretariado de la ejecutiva (Miquel Iceta, Josep Maria Carbonell);
dirigentes territoriales (Antoni Santiburcio, Joan Ferran, José Zaragoza,
Manuel Bustos, Ramon Vilalta); dirigentes de las juventudes; sindicalistas
(Frederic Monells, por ejemplo, es secretario general de la federación de
servicios públicos de UGT, en la que se encuadran los funcionarios de
prisiones); compañeros de Sala en la agrupación de Sarrià, como el capuchino
Jordi Llimona; alcaldes, como Joan Galcerán (Sant Esteve Sesrovires) y
Manuela de Madre (Santa Coloma de Gramenet); concejales; diputados; el
portavoz de la Cecrec (confederación de casas regionales), Juan Carrasco.
Por no faltar, no faltaba ni siquiera un destacado obiolista (Jordi Font).
En cambio, la dirección y el propio Sala acordaron que ninguno de los pesos
pesados del PSC se sumara a la comitiva.
Copyright La Vanguardia 1997