PACTO FISCAL
Cataluña debe
recibir más inversiones públicas y negociar una nueva
financiación
Para
asegurarse los votos de CiU en su investidura, José M.ª
Aznar acordó con Jordi Pujol el vigente sistema de
financiación autonómica. Dicho acuerdo fue presentado como
una gran victoria del veterano presidente catalán sobre un
novicio presidente del Gobierno de España. Ya entonces el
PSC advirtió sobre los riesgos de un acuerdo centrado tan
sólo en la cesión parcial de un impuesto que, con toda
seguridad, iba a disminuir progresivamente. Pero Pujol
necesitaba un triunfo de cara a la galería para justificar
su pacto con el PP al tiempo que intentaba tapar el
agujero de casi dos billones de pesetas que ha ido
generando desde 1980 al frente del Gobierno de la
Generalitat.
Ante el
fracaso del acuerdo, Pujol eleva ahora la reivindicación.
Pero lo que no ha conseguido en 18 años no va a
conseguirlo ya. Y él lo sabe: no es un problema de
competencias sino de incompetencia, como tampoco hay
sistema de financiación que arregle su mala gestión. Por
ello, su propuesta sólo persigue agitar las aguas
preelectorales con la vana pretensión de descolocar a
quien ha de sucederle al frente de la Generalitat. Nadie
le discute a estas alturas a Pasqual Maragall la habilidad
negociadora, la tenacidad y la capacidad de persuasión que
le hicieron merecedor del apelativo "gota malaya", al
impulsar los Juegos Olímpicos de Barcelona y las enormes
inversiones a ellos asociadas.
Los
socialistas catalanes defendemos la necesidad de aumentar
la autonomía, la suficiencia financiera y la
corresponsabilidad fiscal de la Generalitat, así como
mantener una significativa aportación solidaria de
Cataluña al resto de España. Pero sería un error abordar
el problema de la financiación autonómica en clave de
balanza fiscal (tanto pago, tanto recibo), pues debemos
contemplar al mismo tiempo la balanza comercial (tanto
vendo, tanto compro) y el conjunto de la balanza de pagos
con España, que es claramente positiva para Cataluña.
Cataluña
debe recibir más inversiones públicas y conseguir el
rescate de las autopistas de peaje, al tiempo que negocia
un nuevo sistema de financiación que, entre otras
cuestiones, debe contemplar la cesión de los impuestos
especiales y del 40 % del IVA, así como la incorporación
de la sanidad al modelo general. La igualdad en los
ingresos por habitante debe ser el indicador básico de la
equidad del sistema, que debe promover además a lo largo
del tiempo el acercamiento de resultados entre el régimen
común y el foral.
Para
ello es indispensable una mayor transparencia de los
flujos económicos y la multilateralidad de una negociación
que debería tener su sede en un Senado verdaderamente
autonómico. Si alguien puede conseguir cuadrar ese
círculo, ése es Pasqual Maragall con su propuesta fiscal
federal.
MIQUEL ICETA LLORENS diputado socialista por Barcelona
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