AZNAR Y EL CENTRO
Por desgracia para el Partido Popular no todo lo arregla el maquillaje
El
pretendido giro al centro de José María Aznar y el Partido
Popular es una operación de imagen política planificada y
puesta en práctica de forma altamente profesional.
Los
dirigentes del PP y quienes les asesoran han confirmado lo
que muchos sabíamos ya: el escoramiento derechista de ese
partido y de su presidente son grandes obstáculos para su
progreso electoral. Lo es también el propio Aznar, pero no
parece que estén por la labor de sustituirlo por un
dirigente de mayor talla y de verdadero talante centrista.
Ruiz Gallardón deberá esperar... hasta el día del juicio
final.
Sin
embargo, no cabe duda alguna de que el PP se ha ido
moderando. Baste recordar las juveniles veleidades
joseantonianas de Aznar o su reticencia frente a la
Constitución de 1978, especialmente por lo que se refiere
a su título VIII. O la reivindicación de la obra social
del franquismo por parte de Mercedes de la Merced. Tampoco
cabe duda del motivo real de esa evolución, que no está en
las convicciones de sus protagonistas sino en las
exigencias del guión, del guión electoral o del guión del
acuerdo con los nacionalistas.
Por
desgracia para el PP no todo lo arregla el maquillaje.
Cuando se nombra y se mantiene en sus cargos a Jesús
Cardenal --fiscal general del Estado-- o a Eduardo
Fungairiño --fiscal jefe de la Audiencia Nacional--, que
consideran que las dictaduras latinoamericanas fueron
breves episodios necesarios para restaurar el orden
democrático, no se está acreditando precisamente un
talante de centro.
Tampoco
puede considerarse de centro a un Gobierno que se niega a
regular las parejas de hecho o a introducir el cuarto
supuesto en la interrupción voluntaria del embarazo, o a
condonar completamente la deuda a los países
centroamericanos afectados por el huracán "Mitch", o a
aliviar los efectos sobre las personas de renta más baja
del "medicamentazo".
Tampoco
parece de centro un Gobierno que se empecina en beneficiar
fiscalmente a las rentas más altas en perjuicio de la
solidez financiera de nuestra red de protección social, o
incrementando tasas e impuestos indirectos, o negándose a
reducir cotizaciones sociales para promover más empleo y
mayor estabilidad en el empleo.
Dime de lo
que presumes y te diré de qué careces. Aunque la mona se
vista de seda, mona se queda. Echo mano del refranero para
poner de relieve lo que se pretende ocultar a través de
una operación profesional de marketing. Que, eso sí, nos
produce alegrías como el desplazamiento de Álvarez-Cascos,
Miguel Ángel Rodríguez, Fernando López-Amor y todos
aquellos que, habiéndole sido tan útiles a Aznar para
llegar al poder y consolidarse en el Gobierno, deslucirían
hoy una puesta en escena que, a pesar de todo, no oculta
la realidad.
MIQUEL ICETA LLORENS diputado socialista por Barcelona
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