PSOE: MÁS RENOVACIÓN
El PSOE debe seguir
renovándose para digerir la experiencia de 14 años de
gobierno y para abrir una nueva etapa que tome
definitivamente el relevo de la generación de la
transición y del acceso al gobierno, que tanto ha
significado para el socialismo y para España. Si hubiese
que aportar una única prueba o un único argumento para
avalar esta tesis, podría mencionarse que el PSOE ha sido
incapaz de recuperar responsabilidades de gobierno en
ningún lugar relevante donde las haya perdido desde 1987 a
esta parte.
Los y las militantes
socialistas eran especialmente conscientes de este
problema en el momento de emitir su voto en las elecciones
primarias que tuvieron lugar hace un año. El triunfo de
Borrell tuvo que ver, desde luego, con su personalidad,
con su capacidad de generar ilusión, con la voluntad de
imprimir un nuevo impulso a la labor de oposición, con un
sólido discurso político fuertemente anclado "en el centro
de la izquierda". Todo eso es cierto. Pero el triunfo de
Borrell, que a tanta gente sorprendió dentro y fuera del
PSOE por el mero hecho de producirse y por su magnitud,
fue alimentado también por esa voluntad de renovación. Una
renovación que no pretendía hacer tabla rasa con el
pasado, pero que era muy consciente de que el riesgo no
era ya "morir de éxito", sino "morir de inanición".
La decisión de Felipe
González de no presentar su candidatura a la secretaría
general en el 34.º congreso federal del PSOE demostró una
vez más su capacidad de liderazgo. Sólo él supo ver la
necesidad de desbloquear la evolución del partido y por
ello tomó de forma generosa e inesperada la decisión que
abrió el proceso de renovación. Y así la elección de
Joaquín Almunia abrió una nueva etapa en la vida del
partido. El discurso del nuevo secretario general en la
clausura del congreso apuntaba ya nuevas claves para
afrontar el futuro desde una perspectiva diferente.
La resolución congresual
de adoptar un sistema de elecciones primarias y la
decisión personal deJoaquín Almunia de aplicar dicho
sistema a la elección de candidato socialista a la
presidencia del Gobierno hicieron posible un nuevo impulso
a la renovación del PSOE. Pero las dificultades derivadas
de la compleja convivencia de una doble legitimidad
interna (candidato elegido por los militantes y comisión
ejecutiva elegida por el congreso) frenaron el empuje de
las primarias y disiparon parte del enorme capital
político que éstas supusieron.
Estas dificultades y la
inevitable inercia de un partido tan grande y tan apegado
a sus tradiciones como el PSOE explican por qué los
ciudadanos perciben cada vez con mayor nitidez la
necesidad de que el PSOE cambie para poder confiar de
nuevo en él. El PSOE, tan eficaz a la hora de impulsar
grandes cambios en la sociedad española, se revela lento y
timorato para evolucionar a su vez y adaptarse a dichos
cambios. Pero no debemos dejarnos vencer por la inercia.
Como bien expresaba Tony Blair en la conferencia anual del
Partido Laborista en 1994, "los partidos que no cambian
mueren, y este partido es un movimiento vivo, no un
monumento histórico. Si el mundo cambia y nosotros no lo
hacemos, nos convertimos en inservibles para la gente".
Los ciudadanos confiarán
más en el PSOE en la medida en que sea capaz de renovarse.
Y por eso esperan que con Borrell avance la renovación del
PSOE; de no ser así, tanto él como el conjunto del partido
deberán esperar en barbecho a tiempos mejores.
La innovación
programática que Borrell está liderando es una condición
necesaria, pero no suficiente de esa renovación. No hay
renovación sin relevo generacional. No hay renovación sin
mostrar a las claras que las viejas formas de hacer
política han sido definitivamente superadas (algunos
incidentes ocurridos en las primarias y las dificultades
del proceso de confección de listas están aún en la mente
de todos). No hay renovación sin demostrar que nuestra
obsesión no es la de mantener el poder orgánico interno,
sino la de volver a merecer la confianza ciudadana. No hay
renovación sin demostrar que en los partidos preocupan más
los problemas de los ciudadanos que los problemas de las
listas.
Nadie debe desconocer una
evidencia: los partidos socialistas que hoy gobiernan en
Europa alcanzaron sus victorias electorales a partir de
procesos de renovación o en paralelo a ellos. Por eso
sería erróneo que el PSOE desandase el camino emprendido.
Necesitamos hoy más primarias, no menos. Y abiertas a
todos, como en el PSC. Necesitamos recuperar la confianza
ciudadana en la política y para ello debemos
desembarazarla de artificiosidades y de lenguajes oscuros.
Por eso pedimos una ley de partidos, una nueva ley de
financiación, una reforma del sistema electoral para
promover mayor cercanía entre representantes y
representados por medio de un sistema proporcional
personalizado como el que rige en Alemania.
Pero el PSOE debe
renovarse en marcha; no puede ni debe pararse en el
camino. Por eso las elecciones municipales, autonómicas y
europeas de junio deben ser un primer paso. Y la
aprobación en otoño del nuevo programa socialista tiene
que constituir el espaldarazo definitivo de la
imprescindible renovación del PSOE.
MIQUEL ICETA
LLORENS diputado socialista por Barcelona
|