LA TREGUA INDEFINIDA DE ETA
La negociación de ETA con el PNV
debe sustituirse por un diálogo para abandonar las armas
El anuncio de tregua por
parte de la organización terrorista ETA ha sido recibido
con esperanza, cautela y voluntad de llegar hasta el final
en un verdadero proceso de paz. Queremos una paz que no
sólo sea cese de la violencia, sino que implique el
respeto de todos a las reglas democráticas, y por ello
exigimos la renuncia expresa a imponer criterios
minoritarios a la mayoría. Queremos una paz en la que
quepan todos, nacionalistas y no nacionalistas, una paz en
la que las diferencias se resuelvan a través del diálogo,
en la que la minoría sea respetada y en la que, si se
pretenden cambiar temas de fondo, se haga desde el
consenso que presidió la elaboración de la Constitución y
el Estatuto.
¿Por qué ahora ETA está
dispuesta al diálogo? Porque está al final de su loca
carrera. La cuenta atrás empezó en Ermua, con la reacción
ciudadana frente al alevoso asesinato del concejal del PP
Miguel Ángel Blanco. Siguió con el encarcelamiento de la
mesa nacional de HB, que, frente a lo que se creía, no
produjo reacciones significativas. Siguió con el cierre de
"Egin" y, lo que es más importante, con el descubrimiento
de la trama financiera de ETA. ETA era consciente de estar
dando sus últimas boqueadas y decide tomar la iniciativa
buscando una salida airosa. Ciertas actitudes del
nacionalismo democrático le han proporcionado un pretexto.
Si es así, bienvenido sea. No me extraña que el PNV se
haya esforzado en mover piezas: recuérdese la dimensión
del "espíritu de Ermua". No sorprenda que el anuncio de la
tregua se haya producido ante las elecciones vascas. No se
olvide que ni de la violencia ni de su cese pueden salir
beneficios políticos. Pero cabe la generosidad de los
demócratas para quienes abandonen definitivamente las
armas, y la promoción de actitudes de consenso
democrático.
A la negociación que ha
mantenido ETA con el PNV, debe sustituirla un proceso de
diálogo en el que el Gobierno de España, respaldado por
los partidos democráticos, determine las condiciones del
abandono definitivo de las armas. Sorprende por ello que
se pretenda, antes, avanzar en temas como el acercamiento
de presos. ¿Cómo pudo CiU votar a favor en el Congreso de
una iniciativa de EA en ese sentido? ¿Por qué renunciar de
antemano a una de las evidentes contrapartidas en un
proceso de diálogo como el que se plantea?
No creo que contribuya al
proceso de diálogo que se mezclen o se confundan otras
cuestiones. Desde Cataluña debemos ser muy cuidadosos; que
no se rompa la vajilla. Ello no implica que podamos
apuntar líneas de avance en el desarrollo autonómico, como
la del reconocimiento explícito de la plurinacionalidad o
la profundización federal del Estado de la autonomías.
Pero, desde luego, no deben ponerse sobre la mesa
reivindicaciones concretas que nada tienen que ver con el
proceso de paz. Estaríamos haciendo un flaco servicio al
objetivo que todos decimos compartir.
MIQUEL ICETA i
LLORENS, diputado socialista
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